Desde joven me sentí atraído por la vida militar. 

Quería ser como los guerreros de las películas. Fuerte, valiente y preparado para superar peligros y vivir aventuras.

Así que tras mis estudios, decidí entrar en el Ejército de Tierra. En seguida me di cuenta de que era mucho más que estar preparado para afrontar dificultades. Aprendí que la clave del entrenamiento era ser útil en cualquier situación.

Años de entrenamiento trajeron progresos en mi forma física y en mi mentalidad. 

Ya no era el chaval tímido y delgadito de 19 años que entró en la Academia General Militar.

Sin embargo con el tiempo, el desgaste de la profesión me empezó a pasar factura. Me sentía fatigado y con pequeñas lesiones. Dedicaba bastante tiempo a entrenar, pero no me sentía bien. Algo había que cambiar.

Fue entonces cuando alcancé un punto de inflexión que continuó una época de reflexión, estudio y aprendizaje. Algunos lo llaman mi etapa Zen. Me di cuenta de mis errores y comencé a descubrir cómo entrenar de forma eficiente para mejorar mis capacidades, mi salud y mi vitalidad.

Descubrí el significado de ser un Atleta Táctico y el camino para ser más fuerte. Más resistente. Más útil.